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martes, 24 de febrero de 2015

PREMIO ONU HABITAT PARA PONTEVEDRA

Una ceremonia presidida por una autoridad dubaití (el director general del municipio), sirvió para recoger el que por el momento es el máximo reconocimiento internacional al modelo de ciudad, el Dubai Award, una distinción concedida por el organismo ONU Hábitat, que tiene como objetivo destacar las mejores prácticas para incrementar la calidad de vida de la ciudadanía.

El alcalde de Pontevedra, Miguel Lores, recogió ayer este premio y dijo tras la ceremonia sentirse "muy orgulloso" de este reconocimiento, "que merecen todos los pontevedreses, y que próximamente celebraremos en la ciudad", anunció. El regidor puso en valor la función de la política en la sociedad como una manera de mejorar la vida de las personas, y consideró un gran logro de la sociedad pontevedresa "que seamos el único referente institucional en esta décima jornada de estos premios de la ONU".

"El resto de los premiados son muy valientes, ONG que trabajan en situaciones extremas de necesidad, pero nosotros estamos mejorando nuestro medio desde la propia institución, y eso tenemos que defenderlo con vigor; tener instituciones fuertes para que el poder público beneficie a todos los ciudadanos", manifestó Lores.
Precedido por la interpretación del himno nacional de los emiratos Árabes Unidos y la lectura de algunos versículos del Corán, dio comienzo una ceremonia en la que proliferaron los agradecimientos a los patrocinadores del premio y las enhorabuenas a los premiados, en las que los beneficiados no tuvieron que hablar.

El hecho de que se conmemoraran los 20 años desde la institución de este premio, que se entrega cada dos años, sirvió para realizar un balance, que en cifras se resume en 4.900 candidaturas presentadas, de 140 países. En esta décima ronda, las candidaturas fueron 319, que provenían de 49 países.

La organización realizó un video en el que se recogían las principales características de cada proyecto, que en el acto de ayer fueron explicados detalladamente, con turno de preguntas incluido. Después de la proyección del audiovisual, los premiados fueron subiendo al escenario a recoger su respectivo premio, que consistía en la reproducción de una construcción tradicional del desierto que servía para mantener la vivienda fresca y recoger la humedad del aire, además de un diploma y el cheque de 30.000 dólares, que fue recogido posteriormente por cada beneficiario. En representación de la ciudad, Lores recogió el galardón acompañado del Intendente Principal de la Policía Local, Daniel Macenlle.



Fuente: Faro de Vigo
Fotografías: Pontevedra Viva

martes, 3 de febrero de 2015

EL CARNAVAL DE PONTEVEDRA

La fiesta del entroido (carnaval en gallego) guarda una larga tradición, y se traduce en una semana de celebraciones que atrae a numerosos visitantes a nuestra ciudad, por la riqueza y la variedad de su propuesta. La fiesta comienza con la llegada del Rey Urco el viernes anterior al inicio de la Cuaresma.

El Rey Urco es el símbolo del carnaval pontevedrés. Es el encargado de abrir los festejos y de clausurarlos el sábado de Cuaresma con el entierro e incineración del loro Ravachol.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA

El significado de Urco tiene su origen el el "Can do Urco" una figura mitológica gallega. Se trata de un animal fantástico que suele adoptar la forma de un enorme perro negro o blanco con cuernos y orejas largas que sale del mar arrastrando cadenas. Su presencia, como la de muchas otras figuras fantásticas parecidas, es considerada un mal augurio, anunciador de la muerte.

En Pontevedra, la leyenda del Urco se incluyó entre las celebraciones del carnaval. A partir de 1876, comenzó a honrarse a éste monstruo bajo la forma de un enorme y feroz perro capaz de tragarse de un sólo mordisco veinte sacos de calderilla con la misma facilidad que un burro se traga dos granos de cebada. Según cuenta la mitología gallega, éste animal habitaría en Borrón, un lugar lleno de niebla y tenebroso perteneciente al Alén, de ahí la comparación que algunas veces se hace entre él y Cerbero, guardián del Tártaro.

Meses antes del carnaval de 1876, un grupo de pontevedreses como los poetas Andrés Muruais, Renato Ulloa y Rogelio Lois; el pintor Federico Guisasola; el decorador Demetrio Durán o el músico Prudencio Piñeiro, reinventaron el personaje de Urco. El grup difundió la noticia de que en determinados sitios había sido visto un monstruo que realizaba toda clase de fechorías. Según recuerda Prudencio Landín en su libro "De mi viejo carnet", "cundió el pánico en los vigilantes nocturnos, que redoblaron sus medios de defensa". El monstruo tal y como refleja Filgueira Valverde en el artículo "Del Urco al esperpento" (revista de dialectología y tradiciones populares, 1977), no era otro que el propio Muruais "vestido de pieles, con una máscara animal, arrastrando cadenas y dando lastimeros aullidos".

Fue en el barrio de A Moureira (mi barrio de nacimiento) donde se identificó a la aparición como "O Urco". El poeta y sus colegas se divertían en sus tertulias viendo como habían hecho renacer la vieja leyenda de éste personaje demoníaco. De ahí a convertir a Urco en una figura carnavalesca pasaron pocos días. El grupo movilizó a la ciudad entera en una representación que se repetiría en sucesivos años, y cuyas parodias recogió el propio Muruais en varias publicaciones.

La historia ideada por el poeta Andrés Muruais, acababa con que Urco "perseguido y acosado, retornó a su pueblo, allende los mares. Y para garantizar la seguridad de nuestro pueblo vino Teucro, fundador mitológico de Pontevedra, con sus huestes".

Y ahí comenzó la representación, que detalla Prudencio Landín en su libro. Urco regresó acompañado por sus legiones guerreras, con el comienzo del carnaval de 1876. Teucro para engañar al invasor, lo recibió entre festejos y, al tercer día de las celebraciones Urco murió, supuestamente envenenado. Entonces aparece Urquín, hijo del anterior, para vengar con una guerra la muerte de su padre.

La batalla tuvo lugar el domingo de carnaval, en forma de representación por toda la ciudad ante la mirada de miles de espectadores, según reproduce fielmente el libro de Landín. Federico Guisasola convirtió la Herrería en un gran castillo coronado de almenas. con puente levadizo y fosos, en el que se refugiaron Teucro y sus hombres, mientras que Urquín se acercaba sobre la carroza. "La muchedumbre lo invadía todo (relata Landín), casas, tejados, tribunas expresamente construidas, árboles y torres de San Francisco y la Peregrina".

ACTOS

Los desfiles y concursos de disfraces, las jornadas gastronómicas y concursos de filloas, la muestra de la parodia o el concurso de murgas se suceden hasta llegar el verdadero día grande de los carnavales, el sábado de piñata. Ese día es cuando los vecinos y visitantes salen a la calle rigurosamente vestidos de luto para celebrar el entierro del loro Ravachol formando un multitudinario cortejo que parte de la Plaza de la Verdura y termina en la de la Herrería con la incineración del citado loro, después de recorrer buena parte de la ciudad vieja.

La quema simbólica, en la Herrería, del cadáver del loro, que cada año aparece disfrazado con un motivo de actualidad diferente, y sus horas fúnebres, incluida una necrológica en la que se hace repaso de los principales asuntos candentes de la ciudad, significan el final de la fiesta, antes de entrar en los rigores de la Cuaresma.

La casualidad quiso que Ravachol muriera precisamente en carnavales y su duelo, según las crónicas del año 1913, fue todo un espectáculo multitudinario. Desde entonces el entierro del loro sustituye en Pontevedra al popular entierro de la sardina.

RAVACHOL

Ravachol, nacido a finales del siglo XIX, era un loro mascota de Don Perfecto Feijoo, y vivía en la botica que éste tenía en la plaza de la Peregrina.

Don Perfecto Feijoo era una personalidad pontevedresa, dueño de la famosa botica en la que se celebraron reuniones con ilustrados personales: Unamuno, Ortega y Gasset, Zorrilla, Albéniz, Pablo Iglesias o doña Emilia Pardo Bazán.

Ravachol era muy apreciado por las gentes de la ciudad por sus famosos diálogos y expresiones, no siempre correctas, pues era muy mal hablado. Frases hermosas suyas eran "se collo a vara", "aquí non se fía" o "arre arre", cuando pasaban los carros de mulas.

Murió durante el carnaval de 1913, por lo que de broma, le hicieron un entierro con grandes honores al que acudió una gran comitiva.

Recuperando su figura, desde el año 1985 se organiza una incineración de su efigie, significando el final de las fiestas del carnaval.


¡¡¡Larga vida a Ravachol, representante de la sátira y el buen vivir de Pontevedra!!!

Más información del loro Ravachol pinchando aquí.

TODO EL PROGRAMA DEL CARNAVAL DE PONTEVEDRA 2015 AQUÍ